El debate entre consumir carne o pescado viene de tiempo atrás. A quienes apuestan por la carne en la dieta, como una fuente de proteína, mientras que otros le dan todos sus votos al pescado. En muchos casos, la elección tiene que ver con la predilección cualitativa, más que con el valor nutricional de cada uno.
Tanto la carne como el pescado tienen en común su importancia y potencial alimenticio, puesto que son proteínas completas, que ayudan en la formación de huesos, músculos, neurotransmisores, mantenimiento de la piel y otros detalles de nuestro cuerpo. Por lo tanto, no podemos decirte que escojas uno por encima del otro.
Sin embargo, cuando se trata de hablar de si carne o pescado, podemos mencionarte que ambos alimentos deben introducirse alternamente en la dieta, y que sin el acompañamiento de verduras y legumbres, no lograrían un efecto tan positivo. Debemos recordar que las vitaminas antioxidantes como la E, los betacarotenos y la vitamina C se encuentran en los alimentos de origen vegetal.
Por ende, con la proteína de la carne o pescado, no es suficiente. Debemos incluir siempre los vegetales. Si nos situamos en los extremos, a pesar de la gran cantidad de nutrientes de la carne o el pescado, también debemos plantearnos ante el importe económico.
Desde una perspectiva nutricional, el consumo de carne o pescado debe ser superado en cantidades, por verduras, frutas y legumbres. Recuerda que siempre debes apostar por el equilibrio nutricional en tus comidas.
Cuando hablamos de protagonizar la dieta por el pescado, podemos beneficiarnos de sus ácidos EPA y DHA, importantes para nuestro desarrollo. Sin embargo, es recomendable consumir pescados como sardinas, puesto que, en peces como el salmón o el atún, que tienen mayor tamaño, pueden encontrarse niveles altos y peligrosos de mercurio. Por esto, se recomienda, evitar su consumo en exceso durante el embarazo.
Al hablar de carne o pescado, no existe una respuesta correcta que se decante por alguno de los dos. Más bien, se trata de apostar por el equilibrio, puesto que ambos son fundamentales, pero en exceso, pueden ser perjudiciales.