Cuando mi pequeño nació, una de mis primeras preocupaciones fue cómo mantenerlo seguro en cada viaje en coche. No quería dejar nada al azar, así que me puse a investigar todo lo que pude sobre las sillas infantiles. En una tienda local, me hablaron de las opciones disponibles y terminé eligiendo una silla de coche para bebé Vilagarcía que se adaptaba perfectamente a su edad y peso. Desde el momento en que la instalé, sentí una tranquilidad inmensa sabiendo que estaba haciendo lo mejor para protegerlo mientras conducíamos por la ciudad o en trayectos más largos.
La instalación fue lo primero que me sorprendió, porque no resultó tan complicada como había imaginado. Claro, al principio tuve que leer el manual un par de veces y ajustar las correas con cuidado, pero el sistema de anclaje era intuitivo. Mi coche tiene Isofix, así que aproveché esa base para fijarla firmemente, y en pocos minutos estaba lista. Me aseguré de que no hubiera holguras y de que el asiento estuviera bien nivelado, porque había leído que la posición es clave para la seguridad, especialmente en bebés tan pequeños. Ahora, cada vez que lo coloco en su silla, reviso que todo esté en su sitio, y se ha vuelto una rutina que me da paz.
A medida que mi hijo crece, he ido aprendiendo cómo las sillas evolucionan con él. La que elegí tiene un diseño que se adapta a diferentes etapas, desde recién nacido hasta que sea un poco más grande. Al principio, usaba un reductor que lo mantenía bien acolchado y seguro, pero ya estoy pensando en cómo ajustarla cuando pase a la siguiente fase. Me gusta que no tenga que comprar una nueva cada año, porque este modelo crece con él, con ajustes en el reposacabezas y los arneses que puedo ir modificando. Es práctico y me ahorra preocupaciones mientras él sigue desarrollándose.
Las normas de seguridad fueron otro tema que me tomé muy en serio. Me informé sobre las leyes locales y las recomendaciones internacionales, que insisten en que los bebés vayan a contramarcha el mayor tiempo posible. Al principio, no entendía por qué era tan importante, pero después de ver algunos videos y leer sobre cómo protege el cuello y la cabeza en caso de impacto, no lo dudé. Mi silla cumple con esas especificaciones, y saber que está diseñada para absorber energía en un accidente me hace sentir que he tomado la decisión correcta. No es solo un accesorio, es una barrera entre mi pequeño y cualquier imprevisto en la carretera.
Hablar con otros padres me ha ayudado a darme cuenta de que no todos los modelos son iguales. Algunos prefieren sillas más ligeras para moverlas entre coches, mientras que otros, como yo, buscamos algo robusto que se quede fijo. Lo que sí compartimos es la necesidad de que sean cómodas para los niños; mi hijo se duerme casi siempre en el trayecto, y ver que está relajado me confirma que no solo está seguro, sino también a gusto. La tela es suave y fácil de limpiar, algo que agradezco después de algún que otro derrame de leche.
A medida que pasan los meses, me doy cuenta de que elegir esta silla ha sido una de las mejores decisiones que he tomado como madre. No solo cumple con lo que necesito ahora, sino que me da la flexibilidad de seguir usándola mientras mi pequeño crece. Cada viaje, por corto que sea, me recuerda lo importante que es tenerlo bien protegido, y saber que está en un asiento diseñado pensando en su seguridad me permite disfrutar del camino sin esa ansiedad que sentía al principio. Es una inversión en su bienestar que no cambiaría por nada.