Las mudanzas siempre son complicadas y cuanta más ayuda tengas mejor. Además, tenemos dos hijas pequeñas que piensan que la mudanza es un juego y no nos van precisamente a ayudar a embalar. Así que mi madre se ha ofrecido para ayudarnos en la semana de la mudanza: ella estará de globo sonda en la nueva casa ayudando a organizar un poco las cosas que vayan llegando. Pero, además, ya ha empezado a tener ideas sobre la nueva casa y se ha puesto manos a la obra.
Mi madre sabe desde siempre que yo no soy nada fan de las cortinas. Si por mi fuera no las ponía ni el dormitorio. Para defenderme un poco siempre hablo de los nórdicos: ellos apenas usan cortinas ni persianas. Pero, claro mi ciudad no es ni Estocolmo ni Helsinki. Así que mi madre ya se ha hecho con unas cintas para cortinas de tela y está trabajando en las cortinas del dormitorio y ya me he dicho que puede conseguir más género para las del salón.
Al final, el salón es el sitio de la casa en el que más tiempo pasamos últimamente: no solo es el lugar en el que se come y el espacio para ver la televisión, sino que las niñas lo han adaptado como el lugar de juegos. Una de las cosas buenas de la casa anterior es que nuestro salón daba a un parque y los edificios de enfrente estaban muy lejos además de que eran de oficinas. Vamos, que no teníamos obligación de colocar cortinas y no lo hicimos.
Pero en este caso es diferente. Nuestra casa da para el patio interior que, aunque es muy espacioso, está a menos distancia de otros pisos que además van a ser vecinos. Así que tanto mi mujer como mi madre han hecho frente común para las cortinas y con cintas para cortinas de tela ya están poniéndose también con el salón. Así que esta vez voy a tener que acostumbrarme al aislamiento en el salón y a tener menos luz. Pero a todo se acostumbra uno.