Un día compraron una autocaravana y ya no volvieron a pasar por casa. La verdad es que a veces pienso en cómo se lo han montado mis padres y me da envidia. Siempre les ha gustado viajar, pero viajar tiene un coste elevado. Puedes optar por hacer un par de buenos viajes al año, en hoteles de calidad y a todo lujo, o puedes buscar alternativas más baratas y menos lujosas, pero quizás más entretenidas. Y eso es lo que hicieron.
Nuestra familia ya tenía una buena trayectoria en la carretera. Cuando éramos pequeños, nos acostumbramos al alquiler y venta de autocaravanas. Era nuestra forma de viajar. Solíamos ir por España y no demasiado lejos, nos quedábamos en campings y lo pasábamos muy bien. Pero después crecimos y nos empezamos a acomodar. Debo decir que viajar en caravana no es para cualquiera y supongo que nos cansamos, así que los últimos viajes en familia ya los hicimos al método tradicional: durmiendo en hoteles o apartamentos.
Pero después los hijos se hicieron mayores y dejaron el nido, y los padres se encontraron… libres. Sé que tanto mi madre como mi padre echaban de menos aquella otra forma de viajar, cuando pasábamos el invierno visitando sitios de alquiler y venta de autocaravanas para ver si podíamos encontrar alguna ganga. Y, sobre todo, echarse a la carretera para recorrer lugares únicos y estar en contacto con la naturaleza. ¿Y por qué no podían hacerlo otra vez ahora?
Así que un día nos dieron la sorpresa. Nos citaron en un parking y estábamos un poco alucinados. Pensábamos que se habían vuelto locos o algo así. Pero no, allí estaba la sorpresa: una autocaravana nueva, mucho más pequeña que la que solíamos usar en nuestra época. En vez de alquilarla, la habían comprado: nuevecita. Tan seguros estaban del paso que estaban dando que no la compraron de segunda mano.
Como los hijos luego se vuelven padres, empezamos con las dudas, que si esto, que si lo otro, que si no estaban demasiado mayores para la carretera. Pero la decisión ya estaba tomada. Y les va estupendo desde entonces, sin parar en casa.