Entre todos los quesos de asturias el más famosos es el de Cabrales, un tipo de queso azul de sabor muy intenso pero muy apreciado por todos los amantes de este tipo de manjares. Como todo buen queso, puede consumirse de formas muy diferentes disfrutando siempre de su mejor sabor.
La primera manera de consumirlo es, como no podía ser de otra manera, con pan. La combinación de queso con pan es la más utilizada a nivel mundial y también la que mejor combina. El queso de cabrales se puede untar en el pan blanco o se puede calentar ligeramente para que funda sobre el mismo. Una variedad de esta manera de consumir el cabrales es en las tostas, que se hacen con una rodaja de pan y sobre la misma diferentes ingredientes entre los que puede estar el cabrales.
Sin dejar de hablar de queso con pan no podemos pasar por alto una forma muy tradicional de comer el cabrales en Asturias, que es mezclado con sidra. En el plato se añade un poco de sidra al queso y se aplasta para hacer una mezcla que se impregna en el pan para comerla. Todo un manjar que convence a la gran mayoría de los paladares.
La segunda manera de consumir el cabrales es acompañando diferentes platos de la gastronomía típica de Asturias. Puede añadirse a los famosos cachopos, a los tortos o incluso a la pasta. Es fácil encontrar pizzas aderezadas con queso de cabrales para los amantes de los sabores más intensos. En estos platos el queso se funde con el resto de los ingredientes e incluso con otros tipos de queso más suaves para conseguir resultados únicos y muy originales.
Y para los que quieran un sabor un poco más suave, el cabrales se puede consumir en salsa, mezclado con leche o con nata que van a hacer que su sabor se suavice. La salsa de cabrales es ideal para acompañar carnes y pastas y es toda una delicia culinaria. Queda también muy bien sobre patatas, al estilo de las bravas o bien para mojar. En muchos locales se sirve en pequeños cuencos junto a otras salsas y las patatas cortadas en tacos o alargadas para mojarlas y tomarlas como aperitivo junto a una bebida. Una manera de disfrutar de un entrante muy de la tierra, pero con un gusto algo más suave.