El granito es uno de los materiales constructivos más utilizados en decoración e interiorismo. Presente en cualquier catálogo piedra decorativa, esta roca natural, resultado de la unión de feldespatos, cuarzos y micas, se emplea profusamente en el desarrollo de encimeras, mobiliario de obra y platos de ducha, entre otros.
La sostenibilidad es una de las razones que avalan el uso del granito natural frente a otras soluciones. Las superficies y placas graníticas pueden ser utilizadas una y otra vez, por lo que su uso fomenta el aprovechamiento de recursos, evitando con ello la sobreexplotación del medio ambiente. Su vida útil también extensa, armonizando así con la economía circular.
De hecho, la resistencia del granito es notable. La acción de los golpes, los roces y otros daños no hacen mella en su superficie, que mantiene su apariencia original pese al uso intensivo y el paso del tiempo. Sin temor a deteriorarlo, puede someterse a temperaturas elevadas, consecuencia inevitable al cocinar los alimentos o tomar una ducha caliente, en caso de que las superficies de cocinas y baños sean de este material.
Respecto a su mantenimiento, la roca granítica puede higienizarse fácilmente, sin necesidad de adquirir productos específicos. Una solución acuosa con jabón y una simple bayeta son suficientes para prevenir la acumulación de polvo, suciedad y otros residuos.
Apostar por el granito en fachadas y superficies de interior puede elevar el valor de la propiedad inmobiliaria. Porque los beneficios de este material trascienden el plano estético, para adentrarse en el aislamiento térmico y acústico, cualidad cada vez más apreciada por las nuevas generaciones.
Las cualidades ornamentales del granito son innegables. Pocas rocas naturales dotan a su entorno de una apariencia tan elegante y sofisticada. Se comercializa en multitud de colores y texturas, de manera que no resulta difícil integrarlo en una decoración preexistente.