No soy de esas personas que viven completamente obsesionadas con viajar, es más, no es que me guste demasiado viajar pero cuando tengo que hacerlo me gusta dejar mi coche en un parking low cost T1 Barcelona y así al volver de mi viaje ya tengo mi transporte allí esperándome. El principal motivo por el que no me gusta viajar es porque no me gusta tener que probar comidas nuevas obligado, si quiero probar algo nuevo lo hago porque quiero no como me intentan hacer mis amigos. En un viaje que hicimos a Amsterdam unos amigos y yo hace ya casi veinte años atrás pretendían que me comiese un arenque en vinagre o algo así, pero me negué en redondo ya que no me comería eso ni de broma. Dos de mis amigos sí que se comieron los arenques. A uno de ellos le gustan esa clase de cosas y se lo comió sin ningún problema, pero otro que intentaba hacerse el valiente también se lo comió pero no con tanta facilidad como el anterior, y como prueba de ello tenemos unas fotografías que demuestran que no le gustó nada el arenque. Comer no comí pero me eché unas buenas risas viendo como se lo comía mi amigo. Durante ese viaje personalmente solo me alimenté de porciones de pizza de una pizzería que encontré en la calle y he de decir que la pizza que preparaban allí estaba bastante buena.
Antes de aventurarme a hacer un viaje lo primero que hago es informarme sobre las comidas que se comen en ese lugar y si veo que no me van a gustar directamente prefiero no viajar, solamente viajo a sitios en los que estoy seguro de que la comida me vaya a gustar. Ya sé que eso me va a reducir mucho los lugares a los que viajar pero si tengo que decir la verdad me importa bastante poco y las opiniones de los demás también me dan bastante igual, ya se llevan metiendo conmigo mis amigos por ese tema desde hace ya años y no es algo que me vaya a quitar el sueño.