La boca es parte importante de la salud de toda la familia. Cuando aparece un problema, como una muela picada o una inflamación en la boca, esperar no es nunca una opción y menos si hay dolor. Hay que acudir al dentista en ese momento y no siempre nos viene bien desembolsar la cantidad que tendremos que gastar.
Y esto sin hablar ya de otros gastos que, aunque pueden programarse, son bastante más elevados como por ejemplo los aparatos correctores para la dentadura o los implantes. Por eso, contar con un seguro dental adeslas familiar merece la pena y es algo a valorar por las familias. Las ventajas que nos ofrece son muchas.
Es cierto que un seguro dental no nos va a evitar siempre el tener que pagar una factura cuando vamos al dentista. Muchos servicios están incluidos y no hay que pagar nada por ellos, pero otros sí que acarrean un coste. En cualquier caso, los precios van a ser bastante más ajustados ya que estaremos pagando el precio para asegurados. Esto es, una parte quedaría cubierta por el seguro dental y la otra la abonaríamos del bolsillo.
Pero incluso la parte que nos toca pagar no se abona al momento, sino que se pasa junto con el siguiente recibo del seguro, por lo que existe un margen en el caso de que un mes no nos venga bien realizar el pago, ya que siempre nos vendrá en el siguiente, cuando paguemos el recibo.
Una queja frecuente de todo el que se ve en un tratamiento en una clínica dental es que no saben de antemano cuánto les va a costar lo que tienen que hacerse. Por ejemplo, tienen que ir a hacer un empaste y, normalmente, no van a saber el precio hasta que es el momento de abonar la factura. Pero cuando tienes un seguro cuentas con una lista de precios pública en la que figuran los servicios gratuitos y el coste de los que no lo son.
Esta lista de precios se puede consultar incluso antes de contratar el seguro para comprobar realmente la cantidad de dinero que se va a ahorrar con el seguro y así ver que de verdad merece la pena su contratación. Un gran ejercicio de transparencia que facilita el poder tomar decisiones.
A estas ventajas económicas se une el que las clínicas con las que trabajan las aseguradoras son, o bien propias o concertadas con las más importantes de la ciudad. Por lo que siempre se recibirá un servicio de alta calidad.