Durante los periodos posteriores al confinamiento, los horarios de la hostelería estuvieron limitados y no hubo posibilidades de ocio nocturno. Pero en un país en el que la imaginación y las ganas de fiestas son dos de sus virtudes, no iba a ser esto un problema para poder disfrutar de tiempo libre en las terrazas con los amigos. Solo había que cambiar las horas y asunto arreglado. Nació así el tardeo, una costumbre que caló rápidamente y que consistía en salir los viernes, sábados y domingos por la tarde, incluso a picar algo y comer y alargarlo tanto como permitieran los horarios vigentes.
Muchos bares aprovecharon ese momento para instalar sus terrazas y el separador de ambientes para terrazas se hizo más necesario que nunca ya que estas siempre están al límite de la capacidad y es fácil acabar ocupando espacio de otras terrazas si no están debidamente delimitados.
Con la apertura del ocio nocturno, muchas personas volvieron a sus antiguas costumbres. Sobre todo los más jóvenes, que eran los que más echaban de menos el poder salir de noche. Muchos comenzaban a tener sus primeras experiencias en la noche cuando el Covid truncó sus salidas y no dudaron en regresar a pubs y discotecas tan pronto como fue posible.
Pero en el caso de personas de más edad, el tardeo ha quedado establecido como algo mucho más acorde con su estilo de vida. Si bien ha perdido mucho fuelle y ya no hay tanta gente, las tardes continúan siendo muy concurridas en las terrazas. Eso sí, se ha retrasado un poco el horario y la gente vuelve a salir algo más tarde y recogerse cuando cierran los bares, que también han visto como sus horarios se amplían.
El tardeo como lo conocimos en su momento ya no existe. Pero las tardes han cobrado más protagonismo y esto son buenas noticias para los hosteleros que ven como días en los que prácticamente no tenían clientes hasta las últimas horas de la noche, ahora cuentan con pandillas que a partir de las seis de la tarde se juntan para tomar algo hasta la una o dos de la mañana.
El verano ha supuesto una ruptura con estos horarios, ya que la gente aprovecha para ir al campo, a la playa y a la piscina. Pero con la llegada del frío, las terrazas vuelven a ser protagonistas de la tarde.