UNA VERDADERA LÁSTIMA

Hace ya unos cuantos años que cerró un bar al que solíamos ir los amigos del instituto para hacer las cenas de celebraciones. Este bar ya era famoso mucho tiempo antes de que nosotros fuésemos pero en nuestra época lo regentaban los padres de un amigo nuestro y por eso siempre íbamos allí. La comida allí no es que fuese algo fuera de otro mundo pero por lo menos siempre que íbamos nos trataban como si fuéramos de casa y eso era algo que nos encantaba. El menú era bastante sencillo pero había algo que nunca faltaba y eran unas empanadillas que nunca sabíamos de qué eran pero que estaban bastante buenas. Debían de tener un Proveedor de empanadillas congeladas para hosteleria de confianza porque las empanadillas no faltaban nunca en las cenas. El resto del menú podía variar pero las empanadillas siempre estaban en los menús. 

 

Lo que nos gustaba de aquel bar era que después de haber salido de fiesta toda la noche el grupo de amigos íbamos allí para tomarnos las últimas copas antes de que los padres de nuestro amigo llegasen para abrir el bar y literalmente echarnos a todos de allí.

Alguna vez llevamos a alguna persona que no era de nuestro grupo de amigos y no daban crédito a que fuésemos a abrir un bar a las siete de la mañana, pero para nosotros era algo bastante normal.

 

Nos entristeció saber que el bar iba a cerrar, porque los padres de nuestro amigo se iban a jubilar y su hijo no estaba lo suficientemente motivado para llevarlo él. Pero no nos quedó más remedio que buscarnos otro bar donde poder hacer las cenas de celebraciones. Con el tiempo conseguimos otro bar en el que nos volvimos a sentir como si estuviésemos en casa, pero ya no teníamos bar para poder terminar las noches de fiesta, pero visto lo visto parece que las noches de fiesta han llegado a su fin tal y como las conocíamos. Porque cuando nos dejen salir por las noches otra vez sabe dios cómo nos tendremos que comportar, lo que está claro es que no va a ser igual que como era antes.